LAS CALLES DE LA CIUDAD VIVIERON UNA JORNADA QUE COMBINÓ TRADICIÓN CON MOMENTOS DE LUZ Y ORACIÓN AL PASO DE SU PATRONA
El sábado 13 de septiembre, a las seis de la tarde, Santa Eufemia, la Patrona Ganadora, iniciaba su procesión desde su templo del barrio de Santiago con una cuidada puesta en escena y tres candelas que iluminaron espiritualmente el corazón de la ciudad.
La salida del cortejo, con el “arriba” del alcalde, Manolo Barón, marcó el inicio de un recorrido que, más allá de su trazado, fue también un itinerario de fe y tradición antequerana. Desde Carrera hasta Las Descalzas, pasando por Barbacanas, Nájera, Cuesta Zapateros, San Sebastián, Infante, San Agustín, Lucena, Medidores, Tintes y Encarnación, la procesión fue creciendo en solemnidad y en participación.
Las tres candelas marcaron algunos de los momentos más atractivos a lo largo del recorrido. La primera, en la Plaza de San Sebastián, ante la fuente y bajo la mirada de los titulares de la iglesia colegial, la Santa detuvo su paso para encender la llama que abría el camino hacia la noche.
La segunda candela, quizá la más multitudinaria, tuvo lugar en el Coso Viejo, junto al monumento del Infante Don Fernando y con vistas hacia el casco histórico de la ciudad, un momento especialmente atractivo para los devotos y visitantes que se encontraban en el entorno.
La tercera y última, ya de regreso en Santiago, cerró el cortejo con una atmósfera cargada de sentimiento. El templo acogió a la Santa con una nueva candela encendida en su honor, acompañada por los últimos sones de la Agrupación Musical «La Estrella», que puso su broche de oro con las marchas “Dolores y Misericordia” y “Vedlo Aquí”.
El cuerpo procesional estuvo formado por 25 niños ataviados de monaguillos y dalmáticas, portando incensarios, cornucopias, estandartes, ciriales y la cruz guía que abría el camino. Este año, como novedad, se incorporaron dos nuevos incensarios de plata y diez ropas de monaguillos que ampliaron el cortejo. El trono, portado por 74 hermanacos, más de la mitad veteranos, avanzó con paso firme, mecidas y una gran coordinación que reflejaba el compromiso bajo las andas.







La música, a cargo de la Agrupación Musical «La Estrella» de Jaén, volvió a ser también protagonista. Con un repertorio de gran calidad, estrenaron “Dolores y Misericordia”, evocando antiguas procesiones, y destacaron piezas como “Medea”, “Sueños de luna gitana” o “El galeón del Dulce Nombre”, en perfecta sintonía con los hermanacos.
Especial relevancia tuvieron también los encuentros con las religiosas de los conventos de las Filipenses y las Carmelitas Calzadas. Desde el interior, las monjas entonaron cantos dedicados a Santa Eufemia. También, el paso por la Cuesta de Barbacanas, con las campanas del monasterio de Las Descalzas repicando mientras la imagen ascendía hacia Nájera con las vistas de la muralla, fue otra de las grandes estampas que dejó la procesión.




Víspera, procesión y función votiva
La procesión fue el corazón de una celebración más amplia. El día 15, víspera de la festividad, Julio Matas Lara ofreció a medianoche una oración ante la imagen de Santa Eufemia, seguida por el tradicional encendido de la candela en la plaza. El día 16, el convento de Santa Eufemia se llenó para la Función Votiva, la más antigua de la Diócesis de Málaga, presidida por el Vicario General, don Juan Manuel Ortiz Palomo, y concelebrada por el carmelita don Antonio Jiménez y el arcipreste de Antequera, también llamado don Antonio Jiménez.
La Hermandad cierra esta edición con un balance muy positivo que ha vuelto a encender el alma de una ciudad que cada septiembre camina con Santa Eufemia.